En Kala desarrollamos fórmulas efectivas y seguras desde el origen. Nuestros productos no contienen surfactantes agresivos como el texapon o la cocoamida, ingredientes comunes en champús y jabones industriales que pueden irritar y sensibilizar el cuero cabelludo.
En su lugar, usamos una base vegetal suave derivada de la caña de azúcar, mucho más amigable con la piel y respetuosa con el equilibrio natural del cuero cabelludo y medio ambiente.
Cada fórmula fue estudiada,planta por planta, con concentraciones reales de activos naturales. No hay rellenos: hay ingredientes con propósito, elegidos por su eficacia y su compatibilidad con la piel.
Además, son libres de parabenos y químicos agresivos, por lo que pueden ser usadas con confianza por personas con piel sensible, condiciones dermatológicas o incluso en procesos oncológicos.
Al ser libre de parabenos y de surfactantes agresivos, se posiciona como una alternativa más natural, segura y dermocompatible.
Kala nació en el año 2019,Todo inició con un problema muy común, pero profundamente frustrante: la caída del cabello. Mi cabello era abundante, pero comenzó a caerse alarmantemente. Probé remedios caseros, como añadir cebolla al champú, pero los resultados fueron peores: resequedad, opacidad y quiebre.
No encontraba una solución real. Así que, en medio de mi angustia, oré.
Le pedí a Dios que me mostrara un camino. No solo quería recuperar mi cabello… quería encontrar una solución verdadera.
Quería ayudar a otras personas que se sintieran igual de desesperadas que yo.
Trabajaba en los locales de mis padres, y con mi primer sueldo compré tres unidades de agua de plata coloidal para vender. También sufría de acné, y ese producto me ayudó muchísimo. Ahí entendí algo esencial: cuando vives los resultados, puedes hablar con el corazón.
Poco después, llegó a nuestras tiendas un fabricante de productos capilares. Me trajo unas muestras en tarritos improvisados, y desde el primer uso, supe que ahí había algo especial. Trabajamos juntos casi un año hasta lograr una fórmula realmente efectiva para detener la caída del cabello y estimular el crecimiento de forma natural.
Aunque no tengo un título como química o farmacéutica, crecí formándome de una manera igual o más valiosa: junto a mi mamá, médica homeópata. Desde niña la vi estudiar libros de botánica, preparar tratamientos naturales y transformar la salud de muchas personas con plantas medicinales. De ella aprendí a observar cada ingrediente con respeto, a conocer sus propiedades reales y a formular con intención.
Por eso, cuando decidí lanzar mi propia línea capilar, no tomé una fórmula genérica: yo misma diseñé la composición natural. El fabricante se encargó del proceso técnico de producción, pero la fórmula, los ingredientes activos, las plantas y sus concentraciones fueron seleccionados y estudiados por mí.
Gracias a esa base, cada producto de Kala nace del conocimiento, no de la improvisación.
Para el nombre, me uní con mi hermana Paola. Juntamos nuestras iniciales (Karol + Laura) y así nació KALA: una marca que representa amor familiar, unión y hermandad.
Desde afuera, todo parecía ir bien. Las ventas crecían. La marca comenzaba a sonar. Las personas me veían fuerte, exitosa.
Pero por dentro… yo me estaba derrumbando.
“Sonreía a mis clientas como si nada pasara… pero en casa lloraba en silencio.”
Vivía una relación de pareja intensa y desgastante. Aposté por un amor que creía incondicional, pero terminé olvidándome de mí por sostener lo insostenible. Me dolía haberme apagado para que él brillara. Y aunque mi negocio no quebró, emocionalmente yo sí lo hice.
✨ Pero ese dolor fue el que encendió algo más fuerte que yo misma: el deseo profundo de ayudar a otras personas.
Mientras intentaba reconstruirme, también comprendí que no quería que otras mujeres pasaran solas por sus procesos. Que si yo podía sanar, ellas también. Y que mi marca podía ser más que una tienda: podía ser un espacio de transformación.
Creamos kits personalizados, mejoramos empaques, nos conectamos con mujeres influyentes que amaban nuestros productos. Llegó nuestra primera distribuidora externa, y con ella, la certeza de que Kala no solo era mi sueño, sino una oportunidad para muchas mujeres más.
Kala no es solo una marca. Es una historia real. Una prueba de que sí se puede.
Porque detrás de cada fórmula hay un proceso de sanación. Detrás de cada venta hay un testimonio. Y detrás de cada empaque, hay una mujer que decidió no rendirse.
Confianza. Realismo. Belleza interior y exterior.
Pero, sobre todo, un mensaje claro:
Sí puedes volver a empezar.
Kala está pensada para acompañarte, cuidarte, darte resultados, pero también esperanza.
No es solo para tu cabello o tu piel. Es para tu corazón, para tu historia, para tu nueva versión.
Gracias por hacer parte de esta comunidad que transforma desde el amor propio.